IBIZA Y ANTONIO COLINAS
Hace dos años, por estas fechas, el escritor Antonio Colinas volvía a Ibiza para recibir homenaje tras haber ganado el prestigioso Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Este galardón que conceden Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca reconoce el compendio de la obra de un autor vivo que haya engrandecido el patrimonio cultural iberoamericano. ¡Nada menos! En Ibiza Editions/Edicións Aïllades no habíamos publicado nada sobre Antonio Colinas así que ahora es un buen momento para recordar (que significa volver a pasar por el corazón) a un admirable escritor que escribió durante dos décadas en tierras ibicencas.
Antonio Colinas en Ibiza
Antonio Colinas nació en La Bañeza (León) en 1946. De oficio poeta, narrador, periodista, crítico literario, ensayista y traductor. Su obra refleja un profundo sentido de universalidad sin olvidar su tierra de origen.
Durante 21 años vivió en la grande de las Pitiusas, entre 1977 y 1998. Antonio Colinas se dedicó por entero a escribir y traducir. Gran parte de su obra literaria fue creada en esta isla de montes y montañas, como “Hacia el infinito naufragio”. Considerada la mejor biografía en España de Giacomo Leopardi, poeta de la Italia del siglo XIX, reconocido como uno de los grandes clásicos de la poesía universal, que murió joven de una lenta y apasionada enfermedad. O sus dos “Tratados de armonía” (que sólo por el título ya dan ganas de leerlos).
Obras de Antonio Colinas
Entre sus obras poéticas se encuentran:
*Preludios a una noche total, 1968.
* Sepulcro en Tarquinia, 1975.
*Astrolabio, 1979.
*Noche más allá de la noche, 1983.
*Jardín de Orfeo, 1989.
Autor también de novelas:
*Un año en el Sur, 1985.
*Larga carta a Francesca, 1986.
*Rafael Alberti en Ibiza, 1995.
*El libro de la mansedumbre, 1997.
FE DE VIDA
Y como ya sabéis que nos encanta compartir fragmentos de literatura, esta vez os dejamos parte del poema Fe De Vida de Antonio Colinas.
“Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas).
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de orquídeas
en las calas olvidadas.
Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie de relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.
….
….
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano como a un puñado de sal.
O de luz.
Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón al fin pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer.”
LEER ES: UN ACTO DE CREACIÓN PERMANENTE.
María VR
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